jueves, 25 de agosto de 2011

DEBATES: ESTRATEGIA PARA FORTALECER EL PENSAMIENTO CRÍTICO



El debate es una herramienta privilegiada para el desarrollo del pensamiento crítico. El estudiante debe proponer una posición, debe brindar argumentos y debe responder a los contraargumentos. Un buen debate requiere investigación, búsqueda de pruebas y evaluación objetiva. Por eso la preparación para el debate impacta sobre el desarrollo de las competencias de pensamiento: evaluar las fortalezas y debilidades del propio argumento, imaginar las posibles objeciones y elaborar las respuestas correspondientes, desarrollar una estrategia de presentación, seleccionar ejemplos poderosos. Incluso es un ejercicio importante de empatía: colocarse en el lugar del otro, investigar o imaginar los argumentos de su posición, pensar en la actitud del público ante ambos contendientes y más.

Ahora bien, todo esto es un requisito para un debate bien preparado. La experiencia en el Club de Debate de ULACIT durante el 2010 consistió en potenciar el aprendizaje a través de debates aún más, lo que para mí la convierte en una experiencia modelo, que espero sea de interés para el lector de este blog. Recordando sus inicios, puedo destacar que el Club comenzó en el I cuatrimestre de 2010 con ejercicios prácticos, donde los participantes se familiarizaron con debates, aprendieron sobre definiciones, falacias, oratoria, dinámica del debate, etc. Esta primera experiencia fue la usual y rutinaria: enriquecedora, pero todavía no suficientemente aprovechada.

Hubo un salto cualitativo en el II cuatrimestre se procedió a pedirles que formularan su propio plan de acción, saliendo de la estrecha esfera del Club. Se trataba de formular ellos debates para la comunidad universitaria, ya sea abiertos al público o como prácticas de clase en cursos aptos para ello. Esto significó un salto cualitativo: evaluar potenciales temas para decidir sobre su relevancia, buscar y valorar potenciales expositores para lograr un debate de altura, proyectar la dinámica para descubrir potenciales conflictos, decidir las estrategias de debate más óptimas, diseñar una estrategia de evaluación de los debates. Los estudiantes se ejercitaron el rol de moderadores, con todo el repertorio de destrezas que se requería. Y además se rotaron también en el puesto de evaluadores de los debates en los cursos que dieron oportunidad para realizarlos.

El abordaje del debate desde múltiples dimensiones permitió crear un grupo de estudiantes con gran capacidad de liderazgo efectivo, mostrando cómo una herramienta tradicional y poderosa podía actualizarse para convertirse en un instrumento para la formación de liderazgos por medio del ejercicio del pensamiento crítico. Recomiendo replicar la experiencia como buena práctica educativa.

Como participante en esa experiencia, presento la rúbrica que fui perfeccionando a lo largo de la experiencia en el Club:



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